OPINIÓN

                                                                         

                                                                     Lo imposible

Viajamos hacia el pasado, a 1978. Ese año se aprobó la nueva Constitución española. Pero hagamos un ejercicio de imaginación. Coloquemos a los actuales políticos sustituyendo a los del 78.

En aquellas circunstancias sociales y económicas,fue todo un reto. Vigilados por los franquistas, atentos a los militares y el clero. Con una inflación desmesurada más del 20%;una economía en recesión; fuera de las instituciones europeas y una España dividida entre ricos y pobres sólo había un clavo al que agarrarse: la esperanza en un futuro mejor que nos condujera a la práctica democrática en libertad y las ayudas que nos llegaran de la Comunidad Económica Europea para la transformación económica, social,laboral, cultural y de todo tipo cuando nos admitieran en su seno. 


                                  Parador de Gredos

Con un folio en blanco delante, donde comenzar a redactar, con buena letra y renglones rectos, un texto marco sobre el que plasmar dos ideas básicas para millones de personas alegres y esperanzadas tras tanto sufrimiento, los españoles: democracia y libertad.

Aquellos llamados “padres de la Constitución” representaban a todo el arco parlamentario desde la extrema izquierda, la izquierda, el centro, la derecha y la extrema derecha pero con un único fin: crear el marco y las condiciones para la convivencia democrática de una nación que salía de una dictadura.

En el primer trimestre de 1978, tras meses de filtraciones y huidas por Madrid, los partidos decidieron mandar a los "padres de la Constitución" a un sitio donde nada pudiera distraerlos: el primero de los Paradores Nacionales, el de la Sierra de Gredos.


                                                        Padres de la Constitución

El 6 de diciembre de 1978 se sometió a votación el referéndum de aprobación de la Carta Magna y un 86% de los ciudadanos votaron a favor y las Cortes la sancionaron el 11 de diciembre de 1978.

Hoy, con los políticos que tenemos, atrapados en el túnel de la mentira; el enfrentamiento y el negacionismo exacerbado ninguna esperanza nos acuna para confiar en la práctica democrática educada y la libertad de opinión sin enfrentamiento.

 Al menos así entiendo que es cuanto queremos los ciudadanos  que no somos más que eso, personas, que convivimos y tenemos  la necesidad de unos políticos como los de 1978. Que antepongan nuestras necesidades a las suyas y trabajen para sacar al país del atolladero en que se encuentra.

Le hago una pregunta…¿Saldría la Constitución adelante, cuyos principios se basan en la Democracia y la Libertad, hoy ?

No, imposible ¡Que triste!

                                       





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