(Jorge Tamames)
E.O.M.
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Mayor gasto europeo
Se repite con insistencia —desde tribunas, tertulias e instituciones— que el gasto europeo en defensa no garantiza la seguridad de la Unión. Sin duda, la UE tiene un problema de seguridad frente a Rusia, agravado tras la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump. Pero esto no se debe a que la Unión gaste poco en armas.
La UE gasta mucho, pero de forma ineficiente.
Los presupuestos de defensa europeos antes de la invasión de Ucrania sumaban entre tres y cuatro veces el ruso. Si al gasto militar de 2024 se le añade el del Reino Unido, la cifra —457.000 millones de euros— es la mitad del estadounidense y el doble del chino. Esto no debería sorprender a nadie. La UE es una superpotencia comercial, con una población extensa y relativamente rica, además de empresas armamentísticas punteras. En principio, debería ser capaz de cubrir sus necesidades inmediatas de defensa: disuadir a Rusia para que no emprenda nuevas agresiones militares en su vecindario.
El problema es que el gasto militar europeo es extremadamente ineficiente. La UE apenas cuenta con recursos militares propios. El monopolio de la fuerza es un atributo fundamental de cualquier Estado, lo que los vuelve reacios a ceder soberanía en defensa. El resultado es que los veintisiete Estados miembros de la UE han desarrollado veintisiete “ejércitos bonsái”: réplicas en miniatura de fuerzas armadas más extensas y eficaces, como la rusa o la estadounidense.
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(El Orden Mundial)
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Ok
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