ACTUALIDAD

(El Orden Mundial)
Por Carmen Diéguez

     Aprender cómo                 reconstruir

La dana que devastó la Comunidad Valenciana hace cien días dejó más de doscientos muertos, pero también nuevos dilemas. Mientras se aborda la reconstrucción de los lugares destruidos por las riadas el pasado 29 de octubre, las inundaciones han puesto de relieve la urgencia de repensar dónde y cómo construimos. Alemania ya enfrentó este debate en julio de 2021 tras las inundaciones en los estados federados de Renania-Palatinado y Renania del Norte-Westfalia, que dejaron 189 fallecidos y unos daños económicos de 33.000 millones de euros por la destrucción de viviendas e infraestructuras.


Los efectos del cambio climático son cada vez más notables y con ello las catástrofes naturales son más frecuentes en Europa y el Mundo. En España, la situación será alarmante en los próximos años. Más de tres millones de españoles viven en zonas inundables, especialmente en la Comunidad Valenciana y Cataluña. Este riesgo es global: un estudio de la revista Nature revela que el 23% de la población vive en zonas con riesgo de inundación extrema. En la Unión Europea, desde 1973 han fallecido más de 3.000 personas a causa de este fenómeno. Según un informe de la Organización Meteorológica Mundial, las inundaciones han sido desde 1970 el tercer tipo de desastre natural más mortífero, después de las sequías y tormentas. En este escenario, tanto los aciertos como los fallos en Alemania sirven de ejemplo para España.


Movernos o reconstruir en zona de riesgo?
Un primer gran dilema tras la destrucción por una catástrofe natural es si reconstruir en las áreas afectadas o desplazar a las comunidades. En Alemania, el Gobierno priorizó la reconstrucción en las mismas áreas mediante subvenciones, con el compromiso de hacerlo de manera más resiliente y mejorar los mecanismos de gestión de la emergencia. De las viviendas destruidas en 2021, sólo se prohibió la reedificación de 34 de ellas, al estar situadas en zonas de alto riesgo tras una reevaluación del mapa de inundabilidad.


Esta respuesta tiene varias ventajas. Además de logísticas, ya que desplazar municipios densamente poblados resulta imposible, permite evitar la despoblación de las áreas afectadas y preservar el tejido social y económico. Sin embargo, científicos y urbanistas argumentan que esta estrategia perpetúa el riesgo de nuevos desastres, ya que no aborda completamente la limitación del desarrollo urbano en zonas inundables.

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