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   Eterna crisis citrícola

La sequía y las inclemencias meteorológicas han golpeado en 2024 al campo de Castellón, que ha visto agravado el abandono de cítricos, a los que se suman también otros cultivos como el cereal y el almendro. La superficie de naranjas y clementinas de la provincia, la principal variedad agraria de la zona, ha perdido 600 hectáreas en el último año, bajando de 33.056 a 32.454. Este descenso se arrastra de los últimos años, pero en 2024 ha ido a más por diferentes fenómenos climáticos, como la falta de lluvia o las lluvias torrenciales (la última Dana que afectó en noviembre a Castelló).

Según el informe Esyrce del Ministerio de Agricultura,  la Comunitat Valenciana ha dejado de cultivar 2.770 hectáreas en 2024, de las que un 25% (unas 600) corresponden a la provincia de Castellón. En estos momentos, la provincia cuenta con 39.436 hectáreas sin cultivar, que representa el 22,3% de la extensión agrícola, mientras este porcentaje crece al 36% en Alicante (con 64.964) y a un 40,8% en Valencia (con 72.047). 

El cítrico no cesa su caída, que luego se refleja en la bajada de su aforo de producción. Al tema climático hay que añadir el impacto de la entrada de plagas de importaciones de terceros países, que elevan los costes un 40%, la competencia "desleal" de terceros países y las dificultades para garantizar un relevo generacional por su poca rentabilidad. 

Ésta merma constante afecta también a la provincia de València y en especial a la Comarca de la Safor que comprueba año tras año como desciende la superficie de cítricos plantados y además aumenta el número de huertos abandonados por su falta de rentabilidad en la producción.