¡ Hola y Adiós !
Tras los excesos gastronómicos, bebida incluida, que acabamos de dejar atrás, nadie ha querido ni acercarse a la báscula del baño, para no enfrentarse a su conciencia porque estamos en mitad de un camino llamado: Exceso Incontrolado.(E.I.)
Asoma por la esquina el segundo E.I. para zanjar el año y entrar en el nuevo.Esa será otra fecha en la que someteremos a nuestro cuerpo a una nueva tortura gastronómica que daremos por buena dadas las fechas. Nuestra conciencia seguirá apartada al fondo, en un rincón del cerebro, hasta nueva orden.
Entre el 31 D y el 1E prometeremos aquello de todos los años: ir al gimnasio; aprender inglés; ser mejores personas y conciliar más con nuestra pareja e hijos, lo venimos anunciando desde hace 10, 20,30,40...años, tanto, que al final lo creemos y lo que es peor, pensamos que lo pusimos en práctica, para serenar a la maldita conciencia que nos recuerda el incumplimiento, todos los años.
Si no se ven las campanadas desde Madrid, no hay cambio de año.Y así en todas las televisiones, radios y periódicos. Aburrimos hasta a las vacas.Lo duro de las tradiciones es que son tan repetitivas y cansinas que duermen hasta a las piedras.
Nunca se les ocurrió peregrinar por otras ciudades del país para mostrar sus diferencias y peculiaridades , no sea que se alarme el personal, y a la vez compruebe que España no es Madrid, es diversa y plural hasta en las uvas.Mal que le pese a la fachosfera.
Con las campanadas me sucede como con el discurso del rey, hace tantos años que no los veo, que me importan un rábano florido.
Diremos adiós al fatídico 2024 aquí y le daremos el hola al 2025. Tras el cambio de año redactaré mi carta a los Reyes Magos que prometo, compartir con todos.
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